Breve historia del Presa Navarro
Su historia se remonta treinta mil años, cuando el lobo pasó de competir con el hombre a colaborar con él en la caza. Se remonta a los primeros molosos de Asiria, de Molosia o Mesopotamia. Se remonta a las hordas bárbaras que vagaban por Europa arrasando poblados y llevando sus perros batallando junto a ellos. Se remonta a los perros de caza que la nobleza europea y los reyes de Francia y Nabarra se intercambiaban. Se remonta a los perros de presa de patas cortas y cabezas grandes, molosos, bravos y pendencieros cruzados con mastines y lebreles y careas. Se remonta a los perros de presa esculpidos en los canecillos de la iglesia de la Purificación de Villaveta en 1150 o San Pedro de Echano en la misma época, a los perros de agarre tallados en los capiteles de la catedral de Pamplona en 1332 agarrando vacas y jabalíes. Se remonta a las cientos de generaciones de perros anónimos denominados por los navarros con el genérico “perro de agarre”. La historia del presa navarro se remonta al origen mismo de los perros de presa y los orígenes de Navarra, como indica su nombre, perro de presa navarro.
Pero más cercano a nuestros días y concretando más certeramente el auténtico origen de esta casta de perros bravos y autóctonos tenemos que ir al año 1992, y ahí comienza la historia, pues es cuando se empieza a documentar todo, a registrar y a tomar buena nota de su evolución. Es en 1992 cuando se inicia el registro en el Libro de Orígenes y así, con el inicio del registro nace la raza.
El origen del primer perro se remonta unos 30.900 años, bien, pues el ultimo cachorro registrado este mismo año en el Libro de Orígenes de la SAPN podría ir subiendo de generación en generación hasta ese supuesto primer perro del Paleolítico superior de hace 30.900 años, sin interrupción, de hijo a padre a abuelo, bisabuelo… por lo tanto, ¿Dónde ponemos el origen de una raza? – En mi opinión, en lo anteriormente citado, cuando se inicia el registro de ejemplares en el Libro de Orígenes. Hasta entonces solo será un grupo étnico, un tipo de perro. Cuando empieza el registro empieza la historia. Lo demás son historias.
ORIGEN
La historia del Presa Navarro comienza de forma repentina en 1992, cuando un año antes cae en mis manos una perra de nombre Gorri y de orígenes desconocidos. La perra enseguida se gana mi corazón y me sorprende día a día por su carácter e inteligencia. Es una perra increíblemente despierta e inteligente, que siempre mira a los ojos, que se puede mover a la velocidad de un perezoso y, al instante, ser pura dinamita. Gorri es una auténtica escapista: se me escapa de la perrera, rompe puertas, muerde el mallazo hasta romperlo, se come la madera; es la única perra que tengo en jaula y encadenada. Desesperante, y la única finalidad de escaparse es estar suelta en la puerta de la perrera. La perra es de un color rojo intenso, con el hocico ligeramente oscuro y no muy grande de talla; ese es su mayor defecto. La perra es muy buena agarrando jabalíes y caza con auténtica pasión, pero la falta de talla y peso juega en su contra. Ese defecto se convirtió en virtud porque, de otra manera, no hubiera terminado en mis manos, y ahora no estaríamos hablando del Presa Navarro.
En menos de un año me cautiva de tal manera que decidió "crear" una raza a partir de esta perra. Todos nuestros perros, en la actualidad, son descendientes de Gorri.
Cruzo a la perra en varias ocasiones con un pesado perro de agarre de un amigo de Aretxabaleta, un perro de 12 años, de buena talla y curtido en los agarres. Uno de los cachorros de Gorri y Chato el Rojo me lo compró un hombre mayor de Arbizu, un fenómeno, famoso y peculiar, antiguo estraperlista. De apellido Sukia, no recuerdo su nombre, todos lo conocian como "el Tigre de Arbizu". Me compró el perro para ir a pasear con él. "Que hay mucho mangarrán suelto", me decía. Tendría 10 meses el cachorro cuando, al pasar junto a la iglesia de Arbizu, había un grupo de vacas pastando y, ni corto ni perezoso, corrió hacia ellas y, agarrando a una de la oreja, se armó un follón allí mismo. Entre varios vecinos se vieron en apuros para soltar al perro de la pobre vaca. Enseguida vino a contármelo y me decía: "Tú no tienes un perro como este, ya sabía yo que este iba a salir el mejor", y se marchaba acomodándose la boina y vociferando: "¡Chatooooo! ¡Hala, vamooooos!"
Chato ya tendría el año cuando, paseando con el Tigre entre Lakuntza y Arbizu, paró un todoterreno y dos ganaderos le compraron el perro. También en esta ocasión vino a contármelo rápidamente, aún con el dinero en el bolsillo. Nos pagó una ronda a los que estábamos en el bar. Así me lo contó: “Estaba paseando con Chato por donde la fundición de Sakana, y para un coche y me dice: 'Te compro el perro'. Y yo le digo: 'No tienes tú dinero para pagar este perro'. Y me dijo: '¡Te doy cien mil pesetas!'” ¡Yo mismo le cargué el perro en el coche!
Más adelante volveremos a este perro, pues es importante y marcará un antes y un después en el Presa Navarro: Ekaitz Odeiak Argiñano, más conocido como Chato de Arbizu.
Poco a poco iban pasando los años y el Presa iba tomando forma. Funcionalmente, los resultados eran excelentes y, morfológicamente, se iba mejorando, aumentando la talla y mejorando las bocas, ya que tanto Chato el Rojo como Gorri tenían un severo prognatismo. Partiendo de Gorri, Chato el Rojo, Txispas y Urdin, un perro de agarre atigrado en azul, e hijos de estos, salieron en aquella etapa unos cuarenta presas de mi perrera en Arruazu. La mayoría de hembras las cedía con la condición de hacer una camada a medias cuando fueran adultas; era la mejor forma de mantener un gran número de reproductores en activo sin saturar mi perrera. El problema es que la gente se "olvida" fácilmente de los tratos, y la mayoría de los perros se "perdían" y no volvía a saber más de ellos. En la década de los 90 muchos de ellos fueron a Gipuzkoa, Huesca y toda Navarra.
Nueve años después, en el año 2001, Gorri muere con doce años. Por circunstancias de la vida, tengo que dejar la perrera. Dejo los perros, dejo de criar, pero el tema del Presa sigue en mi mente. El proyecto ya estaba en marcha…
SEGUNDA ETAPA, RECUPERACIÓN
En 2008, almorzando en un bar y hablando de perros con unos cazadores, me hablan de un perro de agarre que fue una maravilla. Un impresionante perro de agarre, bravo e inteligente, un perro que compraron a un cazador de Lumbier y que este había traído de Arruazu. Y ahí se despierta en mí, de nuevo, el interés y las ganas de reanudar el proyecto.
Hago entonces esta web de la SAPN y comienzo a recopilar información de los perros y los cruces que había hecho. Comienzo a elaborar las genealogías y a buscar perros que vengan de los cruces que hice, hijos o nietos de Gorri. Hablo con Pedro Sáez de Jauregui, amigo mío desde hace muchos años y que ya había participado en el proyecto del Presa. Busco apuntes de los cruces que había hecho, las camadas, teléfonos de los que me habían comprado perros, y empiezo a buscar perros de agarre que encajen en el tipo y la función que tenían los presas.
Así conozco a varios cazadores por toda Navarra: Etxalar, Estella, Valtierra, Arbizu, Lizárraga… y Luis, en Santesteban. Tanto Pedro como yo mismo nos quedamos fascinados con los perros de Luis, eran justo lo que buscábamos. Eguzki nos gustó y Chato nos impresionó.
Aquí comienza una ardua tarea, no tan grata como la cría, pero tan necesario o más: buscar orígenes de los perros, ascendentes, crear bases de datos y registrar y clasificar con números de registro todos estos perros. Ordenar y clasificar todo para saber de dónde venimos y a dónde queremos llegar. Son meses de trabajo, horas y horas en el ordenador y muchas llamadas de teléfono atosigando a la gente y preguntando por parentescos de perros que apenas recuerdan, pidiendo más teléfonos y ascendiendo poco a poco en las genealogías. Todas estas genealogías que se transmiten oralmente tienen una fiabilidad relativa. Hay mucha gente que se otorga la cría de ejemplares destacados y otros aseguran cruces que solo conocen de oídas. Por esta razón hacemos públicas las genealogías en nuestra página web. Hay clubes de alanos y villanos con muchos más años de antigüedad, pero ninguno de ellos tiene una base de datos o registro de genealogías públicas. Los pedigríes se pasan de mano en mano y casi de forma clandestina. Esto hace muy difícil contrastar y verificar las genealogías más antiguas. Al hacer públicas nuestras genealogías damos opción a que se corrijan, se contrasten y, en esencia, sean lo más veraces posibles.
Buscando los orígenes de los perros de Luis de Santesteban, revisamos las cartillas y preguntamos a perreros sobre la procedencia de los perros. Chato de Santesteban era hijo de Chato de Indart, y Chato de Indart era hijo de un perro que compraron en Arbizu, en la carretera, ¡a un hombre que iba paseando! Ahí me sonaron todas las alarmas, se me aceleró el corazón y un brillo de emoción me empañó la vista. Era Chato de Arbizu, hijo de Gorri y de Chato el Rojo. Los que compraron el perro al famoso Tigre de Arbizu fueron Ignacio Indart y Juantxo. Lo metieron en el maletero y, para cuando llegaron a Legasa, ya había destrozado los asientos, se había pasado a la parte de adelante y llegó mirando por la ventanilla, sentado tranquilamente en el asiento.
A partir de aquí, el proyecto comenzó a despegar y a consolidarse. La perrera de Santesteban se convierte en la nueva línea a seguir y la punta de lanza del proyecto del Presa Navarro. Luis tenía entre sus perros a Chato de Santesteban y su hermana Eguzki de Santesteban, ambos hijos de Chato de Indart. Tenía además de estos, otros cuantos emparentados con ellos. Estos perros son la base actual del Presa, con los que, con un poco de buen criterio en la cría, una estudiada consanguinidad y una estricta selección, se está consiguiendo un gran número de ejemplares excelentes, funcionales y homogéneos. Queda un gran trabajo por delante, pero ahí vamos, pasito a pasito, siempre hacia adelante.
LAS 4 VARIEDADES
Dentro del presa tenemos 4 variedades, Basati, Basoko, Chato y Monchino. El diferente aporte de sangres a nuestros perros hace que las camadas sean poco homogéneas así que desde un principio las opciones son dos; descartar numerosos ejemplares muy válidos y hacer una dura selección para fijar un solo tipo o crear variedades y clasificar los ejemplares en 4 tipos, haciendo una seria selección pero sin descartar tipos que pueden ser necesarios e interesantes. Así tenemos al Chato, el más grande y pesado de todos, el Basati, un perro potente y rápido, el Monchino, más ligero, compacto y veloz. Específicamente desarrollado para el trabajo con ganado vacuno. En otro concepto, el Basoko (pero esto es otra historia para más adelante)
A día de hoy estamos poniendo todo nuestro trabajo en desarrollar el Basati Alaunt, variedad ya fijada, consolidada y que está resultando excelente.
LA ASOCIACION SAPN
En 2015 se crea la ASOCIACION SAPN para la conservación del Presa Navarro y las tradiciones ganaderas y deportivas. El trabajo de recuperación de ganado huido que estaban llevando a cabo los chavales de El Jarillo, Santesteban, Mendaur, Belarra y alguno más necesitaba un soporte legal para poder ejercer dicha labor con el ganado bravo o semi bravo. Con ese fin se crea la fundación y se firma un acuerdo con el gobierno de Navarra y emergencias del 112 para la recuperación de ganado huido y que esté causando daño o implique un peligro sanitario, para personas o la circulación. Ahora estamos elaborando un proyecto de la SAPN junto con el Gobierno de Navarra y la asociación de ganaderías de Bravo de Navarra que se firmará a finales de año.
LA FUNCIONALIDAD COMO FORMA DE CRIA
Actualmente el perro de Presa Navarro no es para nada una raza comercial, poco conocida fuera del mundo de la caza y el ganado bravo, se cría casi exclusivamente por y para cazadores y ganaderos. El 95% de los perros registrados en la SAPN están trabajando. Por el momento esa es la línea que vamos a seguir. Razas decorativas y de compañía hay muchas, si vamos a desarrollar una nueva raza, que sea funcional y que se gane su sitio entre los de trabajo… Con motivo de esta selección funcional no organizamos certámenes de belleza. Una vez al año se hace una reunión del Presa Navarro en Santesteban, Navarra, allí se exhiben los perros de todos los socios que vienen al evento de todas partes de España. Ese día se entregan títulos de Reproductor Recomendado a los ejemplares que a lo largo del año han destacado en su trabajo y cumplen, además, con los otros dos requisitos indispensables, la morfología y el carácter.
MORFOLOGIA, FUNCIONALIDAD Y CARÁCTER
Si nos tomamos en serio la cría del Presa Navarro tenemos que tener claro el sistema de cría y pensar a futuro en cada cruce para llevar la selección por buen camino y la herencia que dejemos sea un valor en alza. Ahora que estamos en los inicios de la selección de la raza son muy importantes todos los aspectos de los perros que incorporemos a la cría, lo que ahora metamos en la raza será genética que se va mantener y reproducir, así que, no se puede meter cualquier cosa. Todas las características que ahora aportemos a la raza, tanto buenas como malas, ahí se quedan, y más adelante serán muy difíciles de eliminar.
A la hora de seleccionar ejemplares para la cría hay que tener en cuenta estos tres puntos, la morfología, el carácter y la funcionalidad. Cualquier tendencia a dar más importancia a una característica que a otra irá en detrimento de la raza y en claro perjuicio para ella. Si hablamos de grupos funcionales se puede seleccionar solo por funcionalidad pero si hablamos de raza hay que trabajar duro por conseguir perros funcionales, morfológicamente homogéneos y que tengan un buen carácter huyendo de perros agresivos o excesivamente tímidos o inseguros. Es importante saber diferenciar entre perros de utilidad y reproductores. Tenemos perros muy bonitos pero que funcionalmente no dan la talla, esos ejemplares se apartan de la reproducción. Tenemos perros que funcionalmente destacan sobre el resto pero no encajan para nada en la morfología que buscamos, esos perros se utilizan para trabajar pero no se utilizan en la reproducción. Y pocos, pero tenemos perros que morfológicamente son excelentes, funcionalmente son muy buenos y tienen un excelente carácter, estos perros son los que usamos como reproductores y son solo estos los que tenemos que utilizar en la reproducción aunque cueste, a veces, descartar perros muy notables en un aspecto pero “escasos” en otro. Esta dura criba es la que nos dará un excelente producto final, y será la que defina el tiempo utilizado como tiempo invertido o tiempo perdido. Los atajos son pan para hoy y hambre para mañana.
Gorri, la dulce salvaje.
Arruazu, marzo de 1991. Estoy sentado en mi perrera, fumando un cigarro, mirando la jaula, atónito. Gorri está sentada a mi lado, mirándome a los ojos, atenta a cualquier gesto, cualquier movimiento... me estudia. Gorri es una perrita de presa, roja, como su nombre indica, tiene 2 años, la compré ayer, la dejé metida en su jaula y ahora la encuentro fuera, saludándome con el rabo y no sé por dónde se ha escapado.
La historia se fue repitiendo durante toda su vida, se escapaba siempre, de todos lados, se comía las puertas de madera, giraba las cadenas hasta hacerlas un nudo y partirlas, escarbaba, sacudía las redes hasta aflojarlas, escalaba por la malla hasta el techo y rompía la uralita o la empujaba a cabezazos hasta hacer un hueco por el cual colarse. Era la única perra que tenía en jaula y encadenada. Una vez la encontré atada de su cadena en el techo de la perrera con la uralita comida, había hecho un agujero por el que había subido al tejado de culo porque la cadena no llegaba más que a la altura del techo.
Abría puertas, pestillos, abría el coche desde dentro. Y nunca ladraba, en 12 años que vivió no la oí ladrar más de 3 veces, y dos, fueron delante de un jabalí.
Muchos fueron los machos con los que Gorri tuvo cachorros, pero solo uno fue quien la conquistó. Un bóxer tremendo llamado Romel que siempre fue "el perro de su vida” nunca más la cruce con otro perro, fue imposible, se tiraba a morder como una loca y bufaba como los gatos, como solía hacer ella. Por lo tanto, la solía inseminar.
En cierta ocasión, la insemine con un chato muy viejo del que queríamos conservar su línea. Me la llevé a casa para evitar que se cruzara con Romel. La deje en casa y volví a la perrera. Cuando llegué me encontré a los dos amantes pegados y jadeando felices. Gorri había saltado de la ventana del segundo piso y había llegado antes que yo a la perrera para consumar el acto. Apenas tenia una herida en la barbilla.
Un día solté a Gorri y Romel como en otras ocasiones para que se dieran su paseo por el rio, cerca de la perrera, solían desaparecer durante una hora más o menos y volvían a sus jaulas limpias a por su ración de comida. Pero ese día no venían, después de 3 horas empecé a preocuparme, fui al bar de mi madre, en el pueblo, a donde a veces Gorri solía ir a por un hueso de chuleta o algo parecido. Pero no habían estado allí. Esa noche dejé sus jaulas abiertas y volví al día siguiente. Tampoco habían venido así que denuncié su desaparición.
Gorri y Romel llevaban una semana desaparecidos, estaba seguro de que me los habían robado perro me llamaron de la perrera municipal de Etxauri, tenían allí dos perros con microchip a mi nombre. Salí del trabajo y fui a buscarlos, allí me contaron que habían encontrado a Romel muerto en el arcén de la autovía y Gorri tumbada a su lado, echaron el cuerpo de Romel a la furgoneta y Gorri subió para seguir tumbada junto a su querido compañero de fatigas. Se había pasado una semana entera en el arcén de la autovía junto a Romel.
Después de la desaparición de Romel y una bronca que tuvo con una dogo argentino, Festa de Egunsentia, que le quito el liderazgo de la perrera y casi la cabeza entera ya nunca fue la misma y su vida se fue apagando poco a poco. Tenía doce años y en mi recuerdo, sigue brillando como el primer día.
Ekaitz Odeiak Chato y El Tigre de Arbizu
Jesús Sukia, de Arbizu, más conocido como El Tigre, fallecido este año 2012 a los 86 años, me compró un perro allá por el año 1995. Quería un perro fuerte “que imponga, que hay mucho mangarrán suelto” me dijo. Se llevó un cachorro de Gorri y Chato el rojo y lo llevaba con él a todas partes, me lo traía de vez en cuando a enseñar y me decía: ¡Tú no tienes un perro como este! ¡Menudo animal! El otro día agarró una vaca en el campo y casi no lo quito de la oreja. Chatooooo, le vociferaba al perro, se ajustaba la boina y levantando el bastón se daba por despedido y se iba con él.
Paseando un día con él se topó con el conocidísimo ganadero Ignacio Indart y este, después de una brevísima negociación y un cuantioso acuerdo económico, se llevó el perro a su casa en Legasa. Algo debió de ver Ignacio en él pues a pesar de comprar perros por toda la geografía criaba muy pocos, y con Chato hizo una excepción. Intentó cruzarlo con una perra que tenía muy buena, pero el perro entre joven y torpe no pudo hacer aquella sencilla labor. En el siguiente celo y por mediación de un amigo de Monreal llevaron a la pareja de novios a un criadero de mastines en Aragón y allí la inseminaron. Ese perro era Ekaitz Odeiak Chato, conocido después como Chato de Arbizu. De esta camada nació el mítico Chato de Indart, padre a su vez de nuestro legendario Chato de Santesteban.
El legendario CHATO
Chato de Santesteban es hijo de Chato de Indart, nieto de Chato de Arbizu y bisnieto de Chato el rojo. Orígenes nobles, antepasados con casta, cabeza cincelada, mordida perfecta y boca de presa. Chato no muerde, agarra, sujeta e inmoviliza. Entra de frente, seguro, hace la presa y afianza el bocado. Digno heredero de la casta de su padre.
Chato es, además, el nexo de unión entre el inicio de la raza y la posterior recuperación. Sin el hallazgo de Chato en 2008 todo habria sido diferente y más complicado. Sin Chato, la sangre de los demás Chatos y de Gorri se hubieran perdido para siempre, desaparecido silenciosa e inexorablemente.
El Gran Kalashnikov
Kalashnikov de Santesteban es hijo de Chato y Yuma de Santesteban, dos grandes ejemplares de presa navarro, y ha cumplido con creces lo que se esperaba de él. Su madre murió joven en un agarre; era una perra seria, contundente y tenaz en la presa.
Kalashnikov destacó desde muy joven, ya que poseía las mejores virtudes de cada uno de sus padres, resultando aún mejor que la suma de ambos. Fue un referente en la SAPN y sus 129 hijos son testimonio de su legado, entre los cuales podemos encontrar magníficos ejemplares. Morfológicamente fue un perro casi perfecto.
Serio de Azken Topa
Zule es el último hijo de Chato de Santesteban. Muchos de los mejores rasgos de Chato se reflejan en Zule: un perro noble, sociable, de muy buen carácter y perro de trabajo cien por cien.
Morfológicamente, es un perro muy bien estructurado, con buenas angulaciones, pecho ancho y extremidades delanteras bien aplomadas; su cuerpo es de corredor. Su cabeza es grande y poderosa sin resultar pesada, con un hocico largo y ancho, mentón muy fuerte y caninos separados, poca arruga, escaso belfo y sin papada. Su expresión es muy reconocible, no se confunde con otras razas.